LA CLÍNICA Y LO REAL
En los finales de los años ’80 la expresión “no hay clínica sin ética”, promovida por J.-A. Miller, fijó una posición en el psicoanálisis de la época, y permitió que en nuestro campo la articulación entre clínica y práctica se reorientara claramente.
Me resulta evidente que el título “Clínica y real”, y el contenido de este libro, son deudores de aquella posición que fue, y sigue siendo, una definición respecto de la política de la cura sostenida en la orientación lacaniana.
“No hay clínica sin ética” ya anunciaba que la práctica psicoanalítica debía orientarse por lo real que puede aislarse en la clínica, y eso ya en aquel momento indicaba un paso más allá de la lógica significante que el freudismo y el mismo Lacan, en gran parte de su enseñanza, habían sostenido. Ese no fue un paso especulativo en el firmamento de las ideas, sino que se encarnó en la formación de los analistas, en su práctica y en la política de las Escuelas de la AMP.
En el camino del análisis, de la elaboración, del desciframiento, de la interpretación, de la lectura, nos extraviamos tras la verdad, que es la marca freudiana en cada psicoanálisis que se emprende. Pero ese real no es nuestro Snark al que tenemos que dar caza, más bien es que en esos enredos con la verdad, lo real nos encuentra. Y esa, que es una tesis de la última enseñanza de Lacan, y que justifica el psicoanálisis, es explorada en estas páginas. Tanto en el texto del Seminario de Graciela Brodsky, donde se examinan las posibilidades, las trampas y las paradojas de ese par “clínica y real”, como en los trabajos de los colegas que lo acompañan, donde se cruzan la clínica, la práctica y la experiencia del psicoanálisis. Se cruzan en su aplicación en la clínica actual, de la adolescencia por ejemplo, en el impacto de la época sobre la subjetividad, en las vecindades entre lo real y el cuerpo, en la interrogación sobre la eficacia de la interpretación, en los bordes donde el sentido naufraga tanto como la ciencia para cernir lo irrepresentable.
Este libro nos recuerda también que no tenemos en cuanto a nuestra clínica algo equivalente a aquellos freudianos “consejos al médico”, lo que no significa que no tengamos una orientación precisa.
Este libro se inscribe además en un momento clave, ya que recoge el pasaje de lo que fue la Delegación de la NEL-DF a la Sede de la Nueva Escuela Lacaniana. Es sobre ese trabajo realizado que se ha abierto la posibilidad de un nuevo horizonte para el psicoanálisis en México.