OTRO QUE NO EXISTE Y SUS COMITÉS DE ÉTICA, El

Una pregunta atraviesa con insistencia cada una de estas páginas: ¿cuál es la orientación que conviene al psicoanálisis cuando el Otro, los Ideales y el Nombre del Padre revelan definitivamente su carácter de ficción? En otras palabras, ¿cuál es la orientación que debe exigirse al psicoanálisis en la época del Otro que no existe? Recordándonos una vez más que hay otro Lacan, un Lacan que forjó los fundamentos del psicoanálisis para nuestra época, Jaques-Alain Miller se dedica en este curso a su elucidación.
Para ello, poniendo en escena que no hay Otro, invita a Eric Laurent a acompañarlo en una enseñanza sin precedentes que al desdoblarse parodia la multiplicación de los comités de ética, signo cardinal de la inexistencia del Otro.
Entonces, el asombroso tándem nos introduce en un formidable debate sobre la crisis actual de nuestra civilización. Ya no se trata de una crisis del saber, propia de la época de la mutación científica, sino de una crisis de lo real. Porque el sujeto contemporáneo, inmerso en un mundo de semblantes, no cesa de hacerse una pregunta que se dibuja sobre un fondo de angustia: ¿qué es lo real? Para situarla, Miller y Laurent leen y comentan a pensadores de la actualidad. Rorty, Habermas, Goodman, Searle, Taylor y Hacking, entre otros, desfilan a lo largo del curso. Pero también Bill Clinton y Fidel Castro y, por qué no, hasta Woody Allen. Y es que se trata de construir una orientación para el psicoanálisis que no desconozca la dirección de la subjetividad contemporánea. Una subjetividad que pertenece a la era Dolly, la era en que la tecnología científica llegó a trastornar lo real de la vida. En este contexto en el que se extiende el impero de los semblantes y la ciencia subvierte vertiginosamente lo real, Miller nos advierte que el psicoanálisis tienen un deber ético: sostener un papel que no e es ambiguo. Pero ¿cuál? El lector encontrará en estas páginas la respuesta que no anticipamos, aunque podemos asegurarle que hallará una brújula con la que orientarse. Es la operación de lectura que Miller y Laurent ponen en acto. Un incomparable ejercicio de transmisión alejado de todo tipo de nostalgia por otro que irremediablemente se desvanece.