Piezas Sueltas (Espanhol) Capa comum
Jacques-Alain Miller muchas veces ha extraído pequeñas frases de la enseñanza de Lacan y al desarrollarlas ha mostrado cómo ellas encerraban profundas consecuencias para el psicoanálisis. En algunos casos las ha elevado al nivel de conceptos que nos resultan ya ineludibles: el atravesamiento del fantasma, la identificación al síntoma, por ejemplo. Al contrario, cuando forjó la pareja “partenaire- síntoma” él mismo señaló, en algún lugar de ese curso, que eso no estaba en Lacan ni una sola vez, que no era una referencia capaz de ser situada. Sin embargo, una vez que la formuló se hizo evidente que esa pareja se deduce de la enseñanza de Lacan. “Piezas sueltas” no es ni una cosa ni la otra. Esa expresión puede encontrarse en el seminario La angustia, pero aquí es sacada de ese contexto y usada para otra cosa, como una pieza suelta precisamente, cumpliendo en acto la función novedosa que ha tenido a partir de ese momento en la Orientación Lacaniana. La extrae, la arranca de un momento de la enseñanza de Lacan, la incrusta en otro plano, la vuelve útil para otra cosa, le da un brillo que la hace notable y la convierte en un instrumento para leer al Joyce que Lacan construye. Con esas “piezas sueltas” lee e interpreta, pero también se deja poseer por El sinthome, ese “desconcertante” y “perturbador” seminario.
Las diferencias entre síntoma y sinthome, la disyunción entre lo Imaginario, lo Simbólico y lo Real –que de ser órdenes pasan a ser verdaderas piezas sueltas– y sus consecuencias, la dimisión del Padre, el énfasis puesto por Lacan en la nominación en desmedro de la comunicación, el encuentro entre la lengua y el cuerpo como marca indeleble a la que el sinthome da consistencia, el cuerpo mismo hecho de piezas sueltas, y la necesaria reformulación de la interpretación cuando el síntoma ya no responde, son solo algunos de los temas que exploran estas clases. Miller atrapa aquí la aspiración de Lacan de reducir el síntoma a una pieza suelta fuera-de-sentido y con un uso renovado. En 2004, con algunas piezas sueltas Miller mostró por dónde avanza, no solo la enseñanza del último Lacan, sino el psicoanálisis mismo, “al menos, el que Lacan practicaba”. Es un curso formidable.